Resumen
Los sistemas educativos se han distinguido por rasgos que propician la desigualdad, como un inicio tardío, la limitación del carácter universal a la primaria, la organización en grados con evaluación sumativa al final de cada uno, la oferta desigual que perjudica a los desfavorecidos, la selección de una minoría para que continúen con estudios medios y superiores, y la falta de atención al desarrollo de habilidades cognitivas complejas, de pensamiento crítico y de competencias socioemocionales. Estos rasgos siguen marcando a muchos sistemas educativos e impiden que la educación contribuya a la equidad y democracia. Este artículo presenta ideas sobre los rasgos que el sistema educativo debería adoptar, en contraste con los que han prevalecido históricamente, para propiciar la equidad a mediano y largo plazo.
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